jueves, 4 de octubre de 2012

De España al Cielo

Hace unos días mi hermana me reenvió un reenvío de un anónimo que circula por la red sobre las razones para marcharse de España, aquí os lo reproduzco porque creo que el corolario del razonamiento es muy cierto.


"Tal y como está España estoy por huir, pero he cogido un mapamundi y no me decido a donde. Si me voy a Alemania me van a hacer trabajar más y me van a despedir con poca indemnización. Si me voy a EEUU, me pueden despedir sin pagarme nada y además solo tendré una semana de vacaciones al año. No me quiero ir a Inglaterra mientras no nos devuelvan Gibraltar y he pensado en Francia, pero me he dado cuenta que está llena de franceses. El resto lo he tenido que descartar por la fuerza de la gravedad. Si me voy al sur, la situación no ha empeorado, porque no puede ser peor. En el norte de África no hay paro, porque no hay trabajo y en el único país estable Marruecos, no hay ni carreteras ni hospitales. Más al sur solamente se puede ir a trabajar a una ONG o a cazar elefantes. Si me decanto por el oeste, o me expropian como en Argentina o me secuestran como en México. En Rusia me tengo que hacer mafioso. ¡Qué pereza!. En China no puedo abandonar mi puesto de trabajo ni para dormir, porque me lo quitan. En la India tengo que hacer mis necesidades en el mismo río en el que me lavo la cara. Y en los demás países que estoy viendo en el mapa hay tanta miseria, tanta injusticia y tanto desorden que me dan pena. Al final aún queriendo huir, la realidad me lo impide. Quiero que mis hijos vayan a una universidad aunque sea pagando un poco más. Si me da un infarto, quiero que me lleven en ambulancia a un buen hospital aunque tenga que pagar 10 euros por la receta y si no tengo dinero para poner gasolina, que haya autobuses, metro o incluso AVE, para visitar a mi familia o para irme a la playa. Quiero comer de vez en cuando jamón, cocinar con aceite de oliva y reírme un poco, aunque no sea como antes. La verdad, mirando detenidamente el mapa he decidido quedarme en España"

En el repaso que nuestro anónimo hace del mundo quizás le ha faltado una reflexión sobre los países de Oceanía, en los cuales, mientras el visitante o inmigrante respete las estrictas, severas y a veces incomprensibles normas de sus fronteras y aduanas podrá encontrar un mundo en el cual -aquel que de verdad quiera romper con su mundo pasado- todavía  puede encontrar oportunidades para rehacer su vida.
Y por último quedan los países de mundo Escandinavo. Una cultura forjada en el frío invierno, en los grandes espacios de muy baja densidad de población; países en los que los habitantes de las grandes ciudades buscan con nostalgia el cálido Sol de sur, en los cuales el culto al trabajo, el orden y la disciplina lo conjugan con esa, tan especial, manera de interpretar las relaciones humanas, cultivando el dialogo y la conversación entre copiosas comidas, exceso de alcohol  y su siempre presente música folclórica.
Para que nuestro ilustre anónimo haya decidido quedarse en España creo que también le ha faltado mencionar las más singulares facetas de la personalidad del pueblo español, su extrema generosidad y su infinita paciencia. No conozco ningún pueblo en el mundo en el cual los trabajadores paguen al Estado un diezmo tan elevado para mantener tan alto el nivel de vida de los desempleados y el de las clases pasivas a las que ya no se les permite trabajar; además, el pueblo español ha demostrado, a lo largo de su compleja historia, una paciencia y una capacidad de sacrificio digna de admiración. 
¿Pero entonces?... si en general coincidimos con la visión y el razonamiento que nos regala nuestro anónimo pensador,  ¿por qué tarde o temprano todos hemos tenido ese deseo de huir, "de largarnos de aquí"? Pues porque nuestro hartazgo no es con los hospitales, ni con los servicios públicos, ni por supuesto con el jamón ni con el aceite de oliva; quién nos irrita y agota nuestra paciencia es esa maraña de personas e instituciones, incapaces de general valor añadido a los bienes, que producen un gasto extraordinariamente elevado para los exiguos servicios (beneficio social) que ofrecen y cuyo único fin parece ser justificar unos a otros su patética existencia, o por lo menos eso lo que el ciudadano percibe.
Bueno, no voy a seguir porque terminaría haciendo las maletas... es mentira.

1 comentario:

  1. Aunque hay veces que al abrir el periódico o ver la TV (cualquier canal)dan verdaderas ganas de largarse pienso como ese amigo anónimo ¿a donde? Al final me doy cuenta que este pequeño pueblo de Cantabria es una delicia con su latrgo paseo, su mar y su amable gente. Me quedo.

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